Seguimos hablando del amor....
Nací el 3 de agosto de 1976. Según el horóscopo chino me corrresponde ser Dragón de Fuego, y ésto es lo que dice Ludovica Squirru sobre la forma en que el dragón se relaciona con el amor. Es tan cierto! que quise ponerlo en el blog a manera de autodescripción.
Para mí no existe otra cosa en el mundo. Lo veo en todas partes y envasado en las formas ás extrañas. Quiero gritar con exageración todo el tiempo cualquier detalle que me dispare la adrenalina. Muchas veces me da miedo hacerlo porque el entorno considera que siempre hay algo dicho de más. Es entonces cuando disfruto en forma callada y sesenta veces por minuto.
Cuando era chica me imaginé un día que era mejor leer con las manos. Hacer para aliviar, razonar después. Eso pensando en los otros. Cuando tomo al amor como mochila personal, primero lo paso absolutamente por la cabeza. Los radares están siempre prendidos, nada de lo que me gusta mucho suele escaparse ya que me alimento de todo lo que mi curiosidad demanda. No creo en las formas convencionales de belleza, me enamoro de miles de personas, objetos, animales, paisajes, música, que nada tienen que ver con el común denominador; sólo lo que me dice la cabeza y, como respuesta, las vísceras. Sobrevolar todo lo que veo y lo que imagino, motor que me mantiene desatada de la vida programada.
Me encanta estar en pareja. Malcriar todo el tiempo sin gotas de pereza. Intelectualizo todo, porque todo tiene otro sentido siempre. No me gusta la matemática, pero sumo y resto cada vez que puedo símbolos que saco y pongo de las personas y de las cosas. Oráculos absurdos. Tengo miedo a la infidelidad porque soy infiel doscientas veces por día. Me enamoro de todo por pequeños instantes en los que me parece que dejo la vida. Considero que nada está establecido. Cualquier cosa que intente para siempre no pasa de veinte minutos. Cómo empezar es lo que me resulta más fácil, empiezo algo que no sé qué es cada vez que hace falta.
El sexo es fundamental, y nunca las expectativas son ambiciosas. Es difícil que no me sienta bien después de disfrutarlo. Las mejores veces tienen su encanto, las que disfruto menos también, ya que los condimentos que pongo en la cabeza son un muestrario de lo que tengo ganas. Creo, por ahora, que no hay edad límite si el sustento de fantasías es permanente.
Escuchando: Rollercoaster - Everything But The Girl
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